EDUCACIÓN PARA LA CIUDADANÍA
1.- ENFOQUE E IMPORTANCIA DE LA ASIGNATURA DE EDUCACIÓN PARA LA
CIUDADANÍA
La asignatura de Educación para la Ciudadanía promueve la inserción creativa y dinámica
de las personas dentro de una sociedad democrática, ampliándoles la posibilidad de
asumir a plenitud sus derechos y obligaciones. Por ello el currículo está basado en los
principios generales de la educación ecuatoriana enunciados en la Ley Orgánica de
Educación Intercultural. Entre esos principios, presentes en el Artículo 2 de dicha ley,
Educación para la Ciudadanía prioriza los siguientes:
j. Educación en valores
k. Enfoque en derechos
l. Educación para la democracia y
m. Participación ciudadana
Siguiendo estos principios, la Educación para la Ciudadanía puede ser entendida como
educación en valores, en derechos, para la democracia y para la participación.
Educación para la Ciudadanía como educación en valores
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Decir que la Educación para la Ciudadanía es educación en valores es afirmar algo muy general y vago. En efecto, toda educación es transmisora de valores. Todo docente, desde cualquier asignatura y de manera inevitable (consciente o inconscientemente) transmite a sus estudiantes una serie de valores. Lo que el docente dice y hace durante las clases, su posición frente a los diversos temas que se abordan, sus modos de intervenir en los conflictos en el aula, son acciones transmisoras de valores que pueden influir de un modo u otro en sus estudiantes. Que la escuela educa en valores es indiscutible. Siempre lo hizo y siempre lo hará. Como cualquier otro proceso socializador, la institución educativa transmite valores y normas, censura antivalores, prohíbe acciones, sanciona transgresiones. El problema no es si la escuela ofrece alguna educación en valores. El problema es qué tipo de educación en valores está dispuesta explícitamente a dar. Las opciones son, al menos, dos:
1. La institución educativa puede educar desde su lugar de control social, intentando que los sujetos se adapten a las normas vigentes, a los valores hegemónicos, a las exigencias de quienes dominan el discurso, enseñando los mecanismos de la competitividad para llegar al éxito, y haciendo que estos sujetos acepten pasivamente los lugares asignados por la desigual relación entre los grupos y sectores de la sociedad (Cullen, 1996) .
2. La institución educativa puede formar personas que incorporen y construyan autónoma y racionalmente los valores y las normas, aprendan a resolver argumentativamente los conflictos valorativos, respeten opciones diferentes conviviendo en un pluralismo axiológico sin renunciar a defender valores compartidos y universales (Martínez: 1998)2 , de acuerdo a los principios enunciados en la Ley Orgánica de Educación Intercultural.
Educación para la Ciudadanía, en tanto educación en valores, pretende brindar al estudiante herramientas para que sean capaces de analizar críticamente y fundamentar conductas propias y ajenas, reflexionar sobre el sentido y funcionalidad de las normas, argumentar a favor y en contra de posturas valorativas diversas, debatir con el fin de explicitar las diferencias e indagar el modo de llegar a acuerdos posibles para la acción colectiva y el desarrollo del compromiso social de buscar una vida digna para todos los ciudadanos y ciudadanas.
En este marco, Educación para la Ciudadanía enseña los valores compartidos expresados en la Constitución del Ecuador y en los derechos humanos universales. Asimismo, plantea estrategias pedagógicas claras para que los estudiantes rechacen los contravalores (por ejemplo, la discriminación) y sean respetuosos de las diferencias legítimas entre personas y sectores, entendiendo que esas diferencias enriquecen a la sociedad y amplían la variedad de proyectos personales y colectivos (TRILLA, 1992)3 .
Educación para la Ciudadanía como educación en derechos
Educación para la Ciudadanía aborda conceptos dinámicos e históricos cuyos contenidos han variado a lo largo de los tiempos. Los conceptos de “democracia”, “derechos”, “política”, “Estado”, no son unívocos ni estables, sino que están en permanente construcción, redefinición y re-significación desde el presente, según cada contexto social e histórico. Por supuesto, el concepto mismo de “ciudadanía” tiene esta característica. La relación entre “ciudadanía” y “derechos” ha sido y es muy estrecha. Hay consenso en definir ciudadanía como un conjunto de derechos y deberes de las personas en el marco de una comunidad. Sin embargo, ese consenso respecto de la idea de “ciudadanía” se debilita a la hora de determinar quiénes son las personas reconocidas como ciudadanas y cuáles son esos derechos y esos deberes, siendo éstos asuntos sobre los que pueden existir controversias y que varían a lo largo del tiempo.
Es necesario transmitir desde la tarea docente que:
los derechos humanos son conquista, es decir, son el resultado de la lucha y la participación ciudadana;
los derechos humanos son irreversibles, ya que nada ni nadie puede derogar o quitar de la esfera del derecho aquellas conquistas cuya inviolabilidad debe ser garantizada y respetada;
los derechos humanos son progresivos, pues admiten la posibilidad de extender la protección a ámbitos o aspectos que anteriormente no estaban contemplados.
los derechos humanos son proyecto, es decir, son una construcción jamás terminada, que exige el compromiso político de la ciudadanía para que sean efectivamente cumplidos.
Desde esta concepción de los derechos humanos es posible pensar la Educación para la Ciudadanía como educación promotora de la participación y del compromiso con la democracia.
Educación para la Ciudadanía como educación en valores
Decir que la Educación para la Ciudadanía es educación en valores es afirmar algo muy general y vago. En efecto, toda educación es transmisora de valores. Todo docente, desde cualquier asignatura y de manera inevitable (consciente o inconscientemente) transmite a sus estudiantes una serie de valores. Lo que el docente dice y hace durante las clases, su posición frente a los diversos temas que se abordan, sus modos de intervenir en los conflictos en el aula, son acciones transmisoras de valores que pueden influir de un modo u otro en sus estudiantes. Que la escuela educa en valores es indiscutible. Siempre lo hizo y siempre lo hará. Como cualquier otro proceso socializador, la institución educativa transmite valores y normas, censura antivalores, prohíbe acciones, sanciona transgresiones. El problema no es si la escuela ofrece alguna educación en valores. El problema es qué tipo de educación en valores está dispuesta explícitamente a dar. Las opciones son, al menos, dos:
1. La institución educativa puede educar desde su lugar de control social, intentando que los sujetos se adapten a las normas vigentes, a los valores hegemónicos, a las exigencias de quienes dominan el discurso, enseñando los mecanismos de la competitividad para llegar al éxito, y haciendo que estos sujetos acepten pasivamente los lugares asignados por la desigual relación entre los grupos y sectores de la sociedad (Cullen, 1996) .
2. La institución educativa puede formar personas que incorporen y construyan autónoma y racionalmente los valores y las normas, aprendan a resolver argumentativamente los conflictos valorativos, respeten opciones diferentes conviviendo en un pluralismo axiológico sin renunciar a defender valores compartidos y universales (Martínez: 1998)2 , de acuerdo a los principios enunciados en la Ley Orgánica de Educación Intercultural.
Educación para la Ciudadanía, en tanto educación en valores, pretende brindar al estudiante herramientas para que sean capaces de analizar críticamente y fundamentar conductas propias y ajenas, reflexionar sobre el sentido y funcionalidad de las normas, argumentar a favor y en contra de posturas valorativas diversas, debatir con el fin de explicitar las diferencias e indagar el modo de llegar a acuerdos posibles para la acción colectiva y el desarrollo del compromiso social de buscar una vida digna para todos los ciudadanos y ciudadanas.
En este marco, Educación para la Ciudadanía enseña los valores compartidos expresados en la Constitución del Ecuador y en los derechos humanos universales. Asimismo, plantea estrategias pedagógicas claras para que los estudiantes rechacen los contravalores (por ejemplo, la discriminación) y sean respetuosos de las diferencias legítimas entre personas y sectores, entendiendo que esas diferencias enriquecen a la sociedad y amplían la variedad de proyectos personales y colectivos (TRILLA, 1992)3 .
Educación para la Ciudadanía como educación en derechos
Educación para la Ciudadanía aborda conceptos dinámicos e históricos cuyos contenidos han variado a lo largo de los tiempos. Los conceptos de “democracia”, “derechos”, “política”, “Estado”, no son unívocos ni estables, sino que están en permanente construcción, redefinición y re-significación desde el presente, según cada contexto social e histórico. Por supuesto, el concepto mismo de “ciudadanía” tiene esta característica. La relación entre “ciudadanía” y “derechos” ha sido y es muy estrecha. Hay consenso en definir ciudadanía como un conjunto de derechos y deberes de las personas en el marco de una comunidad. Sin embargo, ese consenso respecto de la idea de “ciudadanía” se debilita a la hora de determinar quiénes son las personas reconocidas como ciudadanas y cuáles son esos derechos y esos deberes, siendo éstos asuntos sobre los que pueden existir controversias y que varían a lo largo del tiempo.
los derechos humanos son conquista, es decir, son el resultado de la lucha y la participación ciudadana;
los derechos humanos son irreversibles, ya que nada ni nadie puede derogar o quitar de la esfera del derecho aquellas conquistas cuya inviolabilidad debe ser garantizada y respetada;
los derechos humanos son progresivos, pues admiten la posibilidad de extender la protección a ámbitos o aspectos que anteriormente no estaban contemplados.
los derechos humanos son proyecto, es decir, son una construcción jamás terminada, que exige el compromiso político de la ciudadanía para que sean efectivamente cumplidos.
Desde esta concepción de los derechos humanos es posible pensar la Educación para la Ciudadanía como educación promotora de la participación y del compromiso con la democracia.
Educación para la Ciudadanía como educación para la democracia
Educación para la Ciudadanía como educación para la democracia tiene como objetivos
que los estudiantes:
Conozcan y valoren el funcionamiento y los dispositivos del sistema democrático
ecuatoriano;
Aprendan a convivir en democracia.
Desde este enfoque, Educación para la Ciudadanía promueve la comprensión de la
democracia no solo como una forma de gobierno sino también como un modo de vivir
juntos.
En efecto, la democracia puede ser entendida como una forma de gobierno y, también,
como una forma de vida. Entenderla sólo como forma de gobierno es considerar su
aspecto instrumental. La democracia, desde esta visión, es un procedimiento que permite
resolver pacíficamente las disputas o conflictos y exigir a los gobernantes, por parte de los
ciudadanos, la satisfacción de sus necesidades. En general, esta manera de concebir la
democracia no pone el énfasis en la participación activa de los ciudadanos. Los
procedimientos de la democracia instituyen que los ciudadanos deben pronunciarse
periódicamente por medio del voto y controlar la acción de los representantes a través de
mecanismos claramente estipulados.
En cambio, entender la democracia como forma de vida alude al valor de la participación
ciudadana como actividad intrínseca y consustancial al desarrollo de las cualidades propias
del ser humano. Desde esta perspectiva, participar no se reduce a emitir un voto
periódicamente, sino que implica actuar junto con otros con el fin de llevar a cabo un
proyecto común. En este sentido, se entiende que la democracia no es sólo una forma de
gobierno o procedimiento de toma de decisiones políticas, sino también una forma de
vida que promueve la acción ciudadana y la libertad de los individuos. Y que esa forma de
gobierno se fortalece y se consolida gracias a la participación activa, cotidiana y
permanente de los ciudadanos.
Educación para la Ciudadanía es el área que debe proveer herramientas conceptuales y
procedimentales para que los adolescentes estén en condiciones de ejercer su ciudadanía.
Por supuesto, este objetivo compete a toda la educación de bachillerato y debe lograrse a
través de una organización institucional democrática en la que los estudiantes vivan la
democracia cotidianamente, participando activamente de los asuntos que interesan a la
comunidad educativa.
Educación para la Ciudadanía como educación para la participación
Educación para la Ciudadanía asume como tarea prioritaria la preparación en el ejercicio
de la ciudadanía durante el tramo de la escolaridad en bachillerato. Esto supone ofrecer
herramientas y favorecer la construcción de criterios para la participación autónoma,
creativa y responsable en la esfera pública.
El término “participar” tiene al menos dos sentidos que se complementan:
1) Participar significa “ser parte”: Ser parte de un grupo, de un colectivo, de un proyecto,
es un modo de participar. En este sentido, todos los estudiantes participan de su grupo
de clase y de la comunidad educativa de su colegio porque, sencillamente, forman
parte de ellos. Sin embargo, este modo de entender la participación es muy débil.
Alguien puede ser parte de un grupo escolar solo por estar inscripto en una lista y estar
sentado en un banco del aula y, sin embargo, no tomar la palabra, o no ser escuchado
ni ser percibido por sus compañeros o por los docentes y autoridades de la escuela.
Cuando se afirma que participar significa “ser parte” se quiere decir algo más. “Ser
parte” es ser reconocido, es existir para los demás.
2) Participar significa “ejercer poder”: La primera acepción de “participar” se vincula con
el concepto de “reconocimiento”. La segunda acepción de “participar” se vincula con la
construcción de un poder compartido y colectivo, y con el ejercicio responsable de ese
poder. En el espacio público no existe el poder en soledad. Cuando se logra que algo se
haga o se deje de hacer en el ámbito público es porque hay un “nosotros” que ha
construido poder y lo ha ejercido. Y ese poder desaparece cuando se disuelve el grupo,
cuando deja de existir ese “nosotros” (ARENDT, 1993).
2. OBJETIVOS EDUCATIVOS
Objetivos del área
Reconocer a la dignidad, la igualdad, y la libertad como valores básicos que orientan
la convivencia y las normas en una sociedad democrática, mediante el análisis crítico
de los modos de ejercicio del poder en relación con el Estado de derecho y el
respeto a los derechos humanos.
Comprender y apropiarse de los mecanismos de participación política, y de otras
formas de participación democrática en la vida social, para el ejercicio del poder
ciudadano y la defensa de derechos mediante la utilización de las garantías de que
disponen los/as ciudadanos/as ecuatorianos/as para hacerlos valer.
Utilizar criterios jurídicos y principios constitucionales al participar en deliberaciones
sobre asuntos presentados por los medios de comunicación o manifestados en el
entorno social; y apelar a la Constitución del Ecuador para el análisis de distintos
temas de actualidad y la construcción de opiniones fundadas.
Conceptualizar la discriminación, reconociendo estereotipos, prejuicios y sanciones
al acto discriminatorio, para interpretar situaciones de injusticia y exclusión, con
base en los principios normativos por los cuales deben ser denunciadas y revertidas.
Identificar los principales derechos y responsabilidades que corresponden a los
ciudadanos en el Ecuador, a través del análisis de los derechos humanos y de la
Constitución para construir argumentos ético–políticos en el marco valorativo y
poder tomar posición crecientemente autónoma y responsable frente a los
problemas sociales y políticos del Ecuador y de la región.
Sintetizar las diferentes identidades y proyectos de vida: personales y sociales
mediante el reconocimiento de la diversidad cultural para valorar su aporte en la
convivencia pacífica así como en la construcción de la identidad nacional y regional.
Utilizar el diálogo como un mecanismo adecuado para la resolución de conflictos a
través de debates planificados para valorar y respetar las opiniones opuestas
durante la interacción social.
Integrantes
Reyes Morán Yomary
Vasquez Marín Dayana
Excelente Informacion accerca de Educacion para la Ciudadania ..ya que es un tema muy importante para nuestra sociedad ...con el fin de que sepamos convivir como la familia que somos ..siempre y cuando practicando los valores :)
ResponderEliminares una información muy útil para nuestro conocimiento ya que en el futuro nos servira de mucho
ResponderEliminarSI ..Comparto mi criterio con la opinion de mis compañeros .....porque esta especialidad nos enriquece como personas con los valores en alto :)
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